Y, de repente, muchas personas en este país han descubierto que el PSOE está atravesado por la corrupción. A otros, en cambio, no nos ha sorprendido en absoluto. Lo que sí que resulta novedoso es que, por fin, haya alguien dentro de este partido que haya puesto pie en pared y se distancie del sanchismo y todo lo que conlleva el ‘caso Koldo’, que no es otra cosa que la caída libre del PSOE hacia el precipicio.
Prueba de este despedazamiento interno ha sido la confirmación de que este partido se está rompiendo en dos: los que continúan apoyando a Pedro Sánchez, porque saben que de esta forma podrán mantenerse en sus cargos, y los que por fin han dado un paso adelante y han decidido proclamar un ‘Basta ya’ al todo vale de este Gobierno que, primero, ha mentido a sus votantes al dejar entrar por la gatera a todos los delirios independentistas, y segundo, ha permitido durante años un sistema de corrupción del que por ahora solo conocemos algunos ejemplos.
Porque estoy convencido de que el caso Koldo tan solo va ser el primero de otras muchas informaciones que iremos conociendo durante los próximos meses y quizás años en los que veremos cómo este partido que anteriormente a la llegada de Sánchez a su secretaria general se definía como un “partido de Estado”, ahora es tan solo el cortijo de Sánchez y los suyos.
Y, claro, entre los suyos destacaba la figura de José Luis Ábalos, un personaje que daba sombra a otras figuras como la del ahora archiconocido Koldo, una persona que nunca debería haber formado parte del séquito de ningún cargo institucional, ya que sus antecedentes biográficos deberían haberle cerrado a cal y canto cualquier posibilidad de llevarse a su casa un salario público.
Porque esta es la mejor forma de evitar los casos de corrupción: no dejemos entrar en la política a quiénes no se lo merecen. Y, en el caso de Koldo, ahora todos sabemos que él no debería haber pisado nunca un Ministerio, ni un coche oficial, ni mucho menos haber serpenteado durante años por los diversos organismos públicos en busca de amistades que le facilitaran el pelotazo que finalmente consiguió gracias a las mascarillas.
Y, por pura asunción de responsabilidades, como el que le abrió la puerta fue Ábalos, él también debería irse de la política definitivamente. No al Grupo Mixto. No, José Luis. La tribuna pública te la pagas tú, no a costa de todos los españoles.
Si el PSOE entendiera que la aceptación de responsabilidades política en el caso Koldo no puede quedarse en la petición con la boca pequeña a Ábalos para que deje su escaño, seguramente el siguiente que esté pensando en meter la mano donde no debe se lo pensaría mejor.
En cambio, Pedro Sánchez ha generado un caldo de cultivo para que los suyos se crean los amos del cortijo y que hagan con el dinero de todos los españoles lo que les dé la gana. Ya sea comprarle un piso a su hija recién nacida o regalarle inversiones millonarias a sus socios de Gobierno. Y de la amnistía, mejor ni hablamos que la semana viene calentita.
