Estoy convencido de que alguna vez te ha ocurrido lo siguiente: ves algo en tu casa que hace tiempo que dejó de ser útil, sabes que deberías tirarlo a la basura pero, por alguna razón que no terminas de explicarte a tí mismo, aún se mantiene ahí.
No. No voy a hacer de Marie Kondo y darte consejos para mejorar el orden en tu casa. Te he planteado esta metáfora porque así es como creo que muchos votantes del PSOE ven a Pedro Sánchez cuando piensan en votarle en unas elecciones. Lo miran, saben que no tiene mucha utilidad pero, tras muchas dudas, se lo terminan quedando.
Lo de las dudas sobre si quedarse con Sánchez lo confirman encuestas como la última que ha elaborado Sigma Dos y que, más allá de confirmar el crecimiento del PP y el descenso del PSOE, deja varios elementos para la reflexión. Y el primero es que uno de cada diez votantes del PSOE en las anteriores elecciones generales han girado su intención de voto hacia el Partido Popular, lo que echa por tierra los intentos de polarización política de la sociedad que el sanchismo reaviva cada vez que puede.
La segunda conclusión tiene que ver con una cuestión vital para acercar a Pedro Sánchez a la puerta de salida de La Moncloa. Según esta encuesta, dos de cada diez votantes de VOX están pensando en otorgar su confianza al PP, una tendencia que va unida al repliegue del partido de Santiago Abascal, que cae hasta un 10% de intención de voto.
Los resultados de las pasadas generales, donde la victoria de Alberto Núñez Feijóo no fue suficiente para un cambio de Gobierno, nos recuerdan que la dispersión del voto entre los votantes del centro-derecha torpedeó las opciones de formar un nuevo ejecutivo en el que no estuvieran Pedro Sánchez o Yolanda Díaz.
Los rescoldos de la marca personal de Sánchez
Y la tercera conclusión es que Pedro Sánchez continúa viviendo de los rescoldos de lo que fue su principal baluarte en sus inicios en esto de la política: su marca personal. Pero todo tiene un límite. Incluso entre los más fieles al sanchismo. Y dinamitar desde La Moncloa la igualdad de todos los españoles, gracias a los regalos a los partidos nacionalistas a cambio de mantenerlo calentito en su butacón de poder, ha sido el elemento definitivo para muchos socialistas que han sido defraudados nuevamente por el líder socialista.
La marca personal de Pedro Sánchez está definida a día de hoy por sus grandilocuentes mentiras, su escaso crédito ante los ciudadanos, su falta de palabra ante sus propios votantes y por dejar en en un segundo, tercer o cuarto plano los intereses generales de todos los españoles frente a sus propios intereses particulares, que no son otros que perpetuarse en La Moncloa.
Las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco y Cataluña serán la siguiente prueba para la marca personal de Pedro Sánchez. Aunque, llegados a este punto, a nadie le puede sorprender que utilice su habitual retahíla de ataques contra todo aquel que se atreva a poner en duda sus ensoñaciones al respecto de una estabilidad económica y política que cada vez se sustenta manos en unos datos que indican lo contrario. Y es que, a veces, la aplastante realidad puede llevarse por delante una bonita pero irreal marca personal.