El encefalograma casi plano de Pedro Sánchez

Y, finalmente, no dimitió. Pedro Sánchez ha invertido cinco días para reflexionar sobre cuánto puede alargar su marca personal. Pero solo ha necesitado cinco minutos para realizar el anuncio de que, en realidad, no iba a anunciar nada. “He decidido seguir, con más fuerza si cabe, al frente de la presidencia del Gobierno de España”, han sido sus escuetas palabras durante su comparecencia pública realizada en el Palacio de La Moncloa.

Porque ha sido él, y solo él, quién ha tensionado nuestro país durante los últimos días. Su ya famosa carta activó una campaña de aclamación popular de su figura entre los suyos. Y, de paso, también ha puesto en marcha una estrategia de descrédito hacia todo lo que no sea el PSOE o sus socios de Gobierno.

Parece como que, de repente, si piensas diferente al presidente del Gobierno, ya no puedes formar parte de “los buenos”, dentro de una simplona retórica muy alejada de la realidad que todos vivimos. Somos muchos los que pensábamos que si realmente Sánchez estaba tan hundido como así lo afirmaba en su ya famosa carta, diera un paso al lado para curar tus heridas y dejara paso a quién fuera que ya estuviera pensando en sucederle en su partido. Seguro que ya había codazos bajo la mesa socialista.

Pero, ¿realmente en algún momento Sánchez ha tenido dudas sobre su continuidad? Sinceramente, no lo creo. No es la primera vez que escribo unas líneas para analizar la marca personal de Pedro Sánchez, partiendo del hecho incuestionable de que, te caiga mejor o peor, seas un acérrimo militante socialista o lo tengas entre ceja y ceja desde hace años porque no te crees ni una sola palabra que sale por su boca, la marca personal de Pedro Sánchez explica en gran medida el desarrollo de la política española desde su regreso a la secretaria general del PSOE, allá por mayo de 2017. 

Casi siete años después, la por ahora última pirueta estratégica de Sánchez ha tenido en vilo a un país entero durante los últimos cinco días. Unas jornadas que han servido para confirmar lo que muchos ya sabíamos: que Pedro Sánchez opina que él está muy por encima de cualquier cargo institucional que pueda tener durante su trayectoria profesional.  De otra forma no se entiende cómo ha planteado este tiempo de reflexión y cómo ha jugado con un anuncio que va a determinar el presente y el futuro de nuestra realidad política. 

Bueno, ¿y ahora, qué? ¿va a seguir gobernando España como si no hubiera pasado nada? Pedro Sánchez ha hablado en su corta alocución de un punto y aparte, pero no ha anunciado nada que realmente sirva para entender cuáles van a ser sus próximos pasos. 

Lo que es seguro es que Sánchez continuará, si acaso con más vigor, con su estrategia de acoso y derribo a todo aquello que no sume a favor de su causa para continuar el máximo tiempo posible en la presidencia del Gobierno de España. Porque este es el único y verdadero objetivo de Pedro Sánchez: continuar agarrado al sillón de La Moncloa.

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