
Nada mejor que acudir al interesante artículo publicado en ‘Think With Google’ y escrito por Eddie Kennedy, que plantea que “la capacidad para resolver problemas se puede agudizar con la ayuda de un método estructurado centrado en el porqué hay que abordar el problema, qué objetivo se quiere lograr y cómo se podría resolver la situación”.
El método para resolver problemas estratégicamente planteado por el autor se articula sobre cinco preguntas que guiarán la búsqueda de esta habilidad interpersonal tan valorada.
1.- ¿Por qué debería abordar este problema?
El artículo plantea la necesidad de incluir datos cuantificables para describir de forma objetiva el problema en tu entorno profesional. Así, cuanto más seas capaz de describir de manera exacta dicho problema, más sencillo te resultará proponer recursos para resolverlo. Para dar este primer paso hacia el camino correcto, el autor señala la importancia de contratar a un asesor de calidad.
2.- ¿Qué quiero conseguir?
El post nos plantea fijar un objetivo central que describa al máximo posible qué quieres conseguir y qué resultados te indicarán que lo has logrado. Una vez definido el objetivo, plantea una meta, no una solución. Así, por ejemplo, “nuestra tienda online debe mejorar la experiencia del cliente para que éste tenga una experiencia más satisfactoria de compra” es una meta. En cambio, “necesitamos dos diseñadores web para mejorar la tienda online” es una solución.
Una vez fijada la meta, el siguiente paso es definir los resultados medible para cuantificar de la forma más exacta posible si has logrado el objetivo.
3.- ¿Cómo podría resolver este problema?
“Es el momento de buscar posibles soluciones. Empieza por averiguar todo lo que puedas sobre el problema. Busca estudios o análisis de problemas como el tuyo y casos con paralelismos en otros sectores donde ya se haya abordado una situación parecida”, enfatiza el post, que nos aconseja que, en el caso de que tengamos a un equipo de trabajo bajo nuestra responsabilidad, nombremos a un moderador y elijamos a otra dos personas para que controlen el tiempo y tomen notas, además de buscar todas las soluciones que podrían resolver el problema y ayudarte a conseguir tus objetivos corporativos.
4.- ¿Cómo debería resolver el problema?
“Un mapa de prioridades ayuda a desgranar las ideas para decidir en cuáles de ellas deberías invertir esfuerzos. Haz un gráfico con un eje vertical denominado ‘impacto’ y otro horizontal denominado ‘esfuerzo’; dibuja las posibles soluciones”, aconseja el autor, que también refuerza la idea de que “no vale la pena considerar las soluciones que se prevé que tengan poco impacto y necesiten de mucho esfuerzo”.
5.- ¿Cómo puedo pasar a la acción?
“Crea un plan sencillo para resolver el problema, en el que se obvien los detalles innecesarios. Puedes usar una herramienta para supervisar las acciones, como una hoja de cálculo donde se especifique qué hace cada persona y cuándo. En la primera columna, escribe las acciones que conforman los pasos para resolver el problema. En la segunda, escribe el nombre de los responsables y la fecha en que se deberán llevar a cabo las acciones”, aconseja el post, que también nos recuerda la importancia de hablar con los responsables de cada acción para confirmar lo que cada uno debe hacer y en qué momento.
El artículo finaliza destacando que “resolver problemas no tiene por qué ser una tarea complicada. Si sigues los pasos adecuados, evitarás buscar soluciones precipitadamente. Piensa en un método estructurado centrado en el porqué hay que abordar el problema, qué objetivo se quiere lograr y cómo se podría resolver la situación”.
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