Agustín Nuño

Consultor Comercial, Formador en Ventas, Mentor comercial y experto en hacer que las empresas y personas aumenten la productividad con un proceso probado que me permite garantizar resultados.

Agustín Nuño

Fotografía: Salvador Dalí.

¿Qué hace que unos vendan y otros no?
¿Por qué algunos no buscan trabajo sino que el trabajo les encuentra a ellos?
¿Qué es lo que hace que algunos comerciales tengan poder magnético en los networking?

Todas estás preguntas tienen la misma respuesta: marca personal.

Insisto en muchas ocasiones, pero nunca está de más: la marca personal no es solo cosa de empresas. Tú también puedes potenciar tu identidad como comercial y llegar a ser uno entre un millón. Se trata, como se ha dicho toda la vida de tener personalidad.

¿Y cómo empezar a trabajar tu identidad? El primer paso es descubrirla.
¿Cómo eres en los negocios? ¿Qué personalidad te define mejor?

Joseph Campbell estableció algunas de las personalidades básicas que generan marca personal.
¿Qué papel juegas en tu empresa? ¿Con cual de estos perfiles te sientes más identificado? Escoge uno y potencia y comunica esa identidad de manera que sea reconocible para el público al que te diriges.

El explorador: aventurero, inquieto, pionero, independiente, inconformista. Representa el individualismo o la autosuficiencia.
(Indiana Jones o Colón son ejemplos de este tipo de marca personal).

El protector: desinteresado, compasivo, empático, benevolente. Valora la generosidad y el sacrificio propio. Son figuras paternales, Flanders (de la serie los Simpson) sería buen ejemplo de ello.

El amante: apasionado, sensual, seductor, con impulso de recibir y dar amor.

El bromista: pícaro, travieso, irreverente, erótico. Traspasa límites y rompe tabúes. Representa la travesura y el cambio.
Charles Chaplin sería buen ejemplo de ello.

El creador: artístico, imaginativo, innovador. Representa el emprendimiento y la fuerza creadora.
Steve Jobs daría este perfil.

El rebelde: revolucionario, perjudicial, escandaloso, iconoclasta. Rompe las reglas, valora la liberación y la contacultura. Vive al margen. Inadaptado, intruso.
Robin Hood o Kurt Kobain son ejemplos de este perfil.

El mago: intuitivo, espiritual, holístico, carismático. Visionario y metafísico. Transformación y conocimiento (físico y espiritual).

El sabio: filósofo, reflexivo, informativo. Busca la verdad y la objetividad. Experto, consejero, maestro, mentor.
Sócrates es un buen ejemplo de sabio.

El inocente: confiable, puro, sano, optimista y feliz. Valora la honestidad, la bondad y los placeres simples. Eduardo Manostijeras o Forrest Gump son dos buenos ejemplos de este tipo de imagen.

El gobernante: dominante, autoritario, poderoso. Valora el orden, la amornía y la eficiencia. Lucha por el control. El rey Arturo podría ser un buen ejemplo.

El héroe: valiente, con principios, decidido, competitivo. Con una integridad moral suprema. Defiende a los débiles y rescata a los que están en problemas. Supera obstáculos por el bien de la humanidad. Hércules o Jon Nieve son dos personajes que encajan en este perfil.

Y ahora solo se trata de elegir aquella con la que te sientes más identificado, que defina tu marca personal, COMUNICARLA para que tu imagen vaya acorde con tu identidad y despiertes pasiones allá por donde pases.

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