(Fotografía: Salih Agir)
Navidad… una época llena de buenos deseos para los demás y nuevos propósitos para el año que nos espera.
Ya se va a acabando el tiempo de mantecados y comienzan los propósitos de dietas, gimnasios, nuevas actividades, mejor organización, cambios de actitud… y el que más me gusta y que auna todos los anteriores: ¡el de seguir creciendo!
Pero este año no vale estar a tope tres meses y después ir perdiendo fuelle.
Cada año es una carrera de fondo, no corras demasiado al principio o acabarás en diciembre ahogado y desfallecido. ¿La claves? la constancia y el empeño.
Como empresario me gusta establecer ciertas pautas a la hora de fijar mis objetivos del año para intentar por todos los medios conseguir lo que me propongo.
¿Algunos trucos?
1) Focaliza. No hagas una lista interminable de deseos que sabes te agobiará al cabo de unos días. Elige bien.
2) Concreta. No me vale “éste año quiero vender más”. ¿Cuánto más quieres vender? ¡Mójate! Sin un fin concreto no podrás establecer los medios para conseguirlo.
3) Sé realista. Siguiendo con el ejemplo de la cifra de ventas, no pongas una millonaria si tú empresa acaba de nacer. Soy consciente de que es lo que más deseas pero ponerte una meta inalcanzable hará que te frustres y desanimes.
4) Pon un límite temporal. Pon fecha según la dificultad para conseguir el objetivo. Poner límites hará que puedas organizarte mejor para conseguirlo.
5) Plantea objetivos flexibles, que se puedan adaptar a los cambios que sufra tu empresa durante el año.
6) ¡Tú eres el responsable de cumplir! Ni destino, ni suerte, ni karma que valga, aquí el único responsable de cumplir tus objetivos eres TÚ. Si además los comentas con alguien el sentido de obligación a cumplir se verá aumentado (todos tenemos un poco de alma de bien queda en el fondo ¿por qué no aprovecharla para lograr lo que más queremos para nuestra empresa?)
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